Desde el descubrimiento de las vitaminas existe una enorme polémica en torno a éstas y cuánto las necesitamos. Y es que el debate se ha mantenido durante muchos años: no por muchas más vitaminas que tomes vas a tener una vida saludable y mucho menos vas a conseguir una percepción real de cuánto aumenta tu calidad de vida ya que es algo prácticamente ínfimo. Los complejos vitaminicos creados artificialmente no se han mantenido al margen de dicho debate ya que está bien claro que los complejos vitamínicos son un negocio como otro cualquiera y algo que para la industria farmacéutica en concreto genera muchos ingresos a lo largo del año, por lo que interesa que se vendan dichos suplementos y complejos vitaminicos. Y esto, al contrario que sucede con la cantidad de vitaminas, en cuanto a dinero sí que se traduce como: cuánto más, mejor.
En realidad, una persona común y corriente (que no padezca déficit de vitaminas por algún motivo o característica especial o padezca alguna enfermedad) puede obtener la cantidad necesaria de todas y cada una de las vitaminas esenciales para la vida de una forma totalmente natural: con una dieta sana y equilibrada, nada de complejos vitamínicos o suplementos adicionales. De hecho, los efectos negativos que producen el exceso de cualquier tipo de vitamina genera problemas igual de severos o mayores incluso que el déficit de la misma.
Es más, un abuso de ciertas vitaminas (en concreto las vitaminas pertenecientes al grupo vitamínico “B”) generan un aumento de falsa necesidad en nuestro organismo de las demás, por lo que si no se tiene cuidado el sujeto podría entrar en un círculo vicioso del cual es muy difícil salir.
Consumo de complejos vitaminicos
Un reciente estudio tasa unos porcentajes altísimos de personas en el mundo que toman diariamente complejos vitaminicos. En dicha encuesta, Estados Unidos está a la cabeza con casi un 56% de la población que afirma tomar dichos suplementos para ciertas vitaminas. Pese a su extensión al mundo occidental, en Europa y más concretamente en España esos niveles no son tan preocupantes, ya que por ejemplo en nuestro país el porcentaje es muy bajo (sólo un 13% de la población toma dichos complejos vitamínicos), siendo uno de los países con el porcentaje más bajo.
En lo que respecta a la industria, sostienen que los alimentos de hoy en día están tan manipulados y contienen tantos adheridos que pierden una gran cantidad de vitaminas en el proceso por lo que la ingesta natural de los mismos no es suficiente para mantener las cantidades óptimas de ciertas vitaminas en nuestro organismo, argumento que sin duda va en pos de vender sus productos relacionados con los complejos vitaminicos.
Pese a que no se duda del efecto real que produce en el organismo y de su éxito, el uso indebido y excesivo de los complejos vitaminicos puede llegar a ser un problema muy grave en un futuro y cobrarse muchas víctimas si no se realiza la ingesta de dichas dosis extras de vitaminas de forma racional.